jueves, 23 de febrero de 2012

Il ritorno del Ciuccio

En muchas ocasiones, cuando hablas de fútbol, te encuentras con gente que te dice que lo único que genera este deporte es violencia. Te dicen que no aporta nada más a la sociedad que brutalidad y desorden y siempre se amparan en desgraciados casos como aquel de Heysel, del que se habló en este blog hace unas semanas.

Pues bien, todo eso es falso. El fútbol es mucho más que unos desgraciados acontecimientos por los que pueda morir un número importante de gente. Este deporte va mucho más allá, te puede ayudar a entender determinadas sociedades, conocer  lugares del mundo que por otras fuentes seguramente nunca habrías escuchado y llena tu cabeza de cultura, sí, de cultura. Con el fútbol puedes aprender historia, geografía... El fútbol, además, es fiesta.

Todo esto viene al caso de algo sucedido esta semana. Después de veintiún años, el club de fútbol de una de las ciudades más importantes del Mediterráneo, volvía a unos octavos de final de la UEFA Champions League. Una ciudad con una historia vastísima y que vive a pies del Vesubio. Una ciudad, en cuyo club de fútbol jugó Diego Armando Maradona quien ayudó a convertir a ese equipo en una referencia a nivel italiano y europeo. Este martes, la SSC Napoli, recibía en San Paolo al Chelsea en esos octavos de final de la Champions que los napolitanos tantos años llevaban esperando. Tuvieron que esperar, como ya dije, veintiún años durante los cuales, no hace mucho tiempo, vivieron descensos y refundaciones mientras escuchaban sonar el himno de la mejor competición de fútbol del mundo desde su casa. Son muchos años de contención para una afición como esa y para una ciudad como Nápoles, lógico que cuando ahora suena esa música la gente explote de alegría. Explotan porque miran hacia atrás y se dan cuenta de que lo han conseguido, han vuelto, ya vuelven a estar ahí, donde cuenta.


El día, para los napolitanos, acabó de una forma inmejorable. Pese a que los ingleses se adelantaron con un gol del español Mata, los de Mazzarri remontaron el partido con dos goles del argentino Pocho Lavezzi y otro del uruguayo Cavani. La cuenta pudo ser mayor para los locales, pero lo que más importaba era volver a estar ahí, volver a vibrar en San Paolo como en los viejos tiempos. Ahora, falta el partido de vuelta, seguro que muchos aficionados partenópeos acompañarán a su equipo a Stamford Bridge para seguir haciendo historia.

A los pies del Vesubio la fiesta no acaba nada más que de comenzar. Ahora el objetivo, salvando el obstáculo del partido de vuelta, son los cuartos de final, otra gran ocasión para disfrutar de ese gran ambiente que siempre se vive en San Paolo. Y, quién sabe, si en esos cuartos de final no se puede repetir aquella eliminatoria de la Copa de Europa contra el Real Madrid.




Cada persona tiene sus colores, su equipo, pero cuando un club como este vuelve desde la profundidades sólo queda decir: Gracias.

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