Corría el año 1991 y Yugoslavia se encontraba a las puertas de una sangrienta guerra. Prácticamente un mes después de la consecución del máximo campeonato europeo por parte del Estrella Roja, el 29 de Mayo en Bari, Eslovenia se separaba de la antigua República Federal Socialista de Yugoslavia. Esta, quizá, fue la última gran alegría que tendrían en los Balcanes antes de la explosión del conflicto.
Tanto Estrella Roja como Olympique de Marsella contaban con grandes plantillas, puede decirse que de lo mejor de la época. Por el lado yugoslavo se pueden citar nombres tan conocidos como los de Miodrag Belodedici, Sinisa Mihajlovic, Robert Prosinecki, Vladimir Jugovic, Dejan Savicevic, Vlada Stosic o Darko Pancev. Mientras, en los de la costa azul destacaban hombres como Manuel Amoros, Éric Di Meco, el brasileño Carlos Mozer y el costamarfileño Basile Boli, Chris Waddle, Jean Pierre Papin, el gran Abedi Pelé o Dejan Stojkovic, quien había dejado el equipo de Belgrado meses atrás. Después de esta final,a consecuencia de la guerra, la gran mayoría de los jugadores del Estrella Roja abandonaron el país y se incorporaron a otros equipos por toda Europa.
Era la segunda vez que un equipo yugoslavo llegaba a la final de la Copa de Europa y la tercera que lo hacía un francés. Antes lo habían hecho el Partizan por un lado y el Stade de Reims y el Saint Etienne por el otro. El que ganara iba a hacer historia.
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